16 de diciembre de 2010

¿Qué celebramos de la Revolución Mexicana?

Hace poco recibí una mención de mi Twitter por una colega de profesión que preguntó "¿Qué celebramos de la Revolución Mexicana?" y acompañó la interrogante de una caricatura de Paco Calderón. Si bien es cierto que una entrada como ésta debió ser escrita allá por el 20 de noviembre o en las fechas cercanas, lo cierto es que entonces me mostré reticente a escribir al respecto y no fue hasta esta semana (reviso muy poco el Twitter y casi nunca al detalle) que vi mi mención y la imagen, y aprovecho para responderla y escribir sobre el centenario de la Revolución Mexicana.

No he apoyado las celebraciones de este 2010, me parece que hacer una fiesta por un bicentenario y centenario no es precisamente celebrar, sino tirar recursos. Lo que si es que respecto a la propia celebración la Independencia ha tenido menos problemas de discurso pues, con todos sus bemoles y contradicciones, nadie puede negar que celebramos 200 años de libertad y de llamarnos México. No poca cosa.

Sin embargo, no es igual con la Revolución Mexicana. ¿Qué celebramos? Es tan difícil de interpretar ese difícil periodo y puede caerse muy fácil en errores o en los dos extremos de la critica: la simpleza o la exageración, como lo demuestra la imagen que motiva esta entrada. La misma intenta, como todas las caricaturas, ridiculizar a los personajes o situaciones que usualmente conmemoramos y en ello radica tanto su virtud como su pecado. Acá la caricatura en cuestión (si no se distingue, acá está completa):


Existe una enorme diferencia entre hacer una crítica ácida e irónica que por consecuente invita a la reflexión, y hacer una burla simple y grosera que no logra ni una risa forzada. O, en términos más coloquiales, como dice Ricardo "Tuca" Ferreti (sí, el director técnico de Tigres), no es lo mismo hacer una critica positiva que escupir mierda pues ésta siempre puede salpicarte.

Dice Calderón en su caricatura, que lo perdonen si no festeja, una honesta disculpa, y luego explica por qué. Primero, que "Madero llamó a los mexicanos a las armas... desde Estados Unidos", como si eso fuera una grosería o una traición. Le falta añadir que Madero en realidad convocó desde San Luis, cuando se encontraba preso y que debió huir a Estados Unidos para evitar la persecución. Era una cuestión de estrategia y hasta de sensatez, no de traición como hace ver el caricaturista.

Luego, "Gustavo Madero tuvo una muerte heróica... gracias a una vida de corrupción", falso. Gustavo no tuvo una muerte heróica pues no murió defendiendo nada, fue asesinado vilmente por los esbirros de Huerta que lo veían como un obstáculo cuando éste les descubrió ante su hermano que, por cierto, le ignoró. Completamente fuera de contexto, la muerte heroica y la vida de corrupción resultan forzadas y no llevan a nada, además que la imagen del personaje tomando su propio ojo de vidrio es ofensiva como pocas cosas. Lastimera, asquerosa.

Otras imágenes como la de "los usos y costumbres de Zapata incluían regularmente estupro y violación", "Wilson favoreció a Carranza porque le encontraba un parecido... ¡con Moises!", "Villa lloró y se hincó para que Huerta no lo fusilara" brindan información falsa, exagerada y fuera de contexto. Ante un publico lector mal informado -o peor, no informado- de la historia, ver ese tipo de frases forja una idea del personaje y de los hechos muy ajena a la realidad. Lejos de saber si la fuente para decir tales ridiculeces es fundada o no, resulta lamentable que trivialidades como esas se vuelvan tan determinantes pues, incluso creyéndolas veraces, se encuentran fuera de contexto y no se entienden si no se explican según éste.

Sin embargo, me niego completamente a creer que se haya documentado para decir tales barbaridades pues la última parte que analizo lo comprueba y la dejé hasta el final porque fue la que más me indignó y la que realmente motivó ésta entrada. Dice nuestro caricaturista que "Flores Magón intentó separar Baja California de México para entregársela a mercenarios gringos", una difamación insultante que se formuló en 1911 por el decadente gobierno de Díaz y que sólo han defendidos los opositores ciegos de don Ricardo pese a que la investigación histórica los ha desmentido una y otra vez.

Mi tesis de grado, por cierto, es sobre la revuelta magonista de Baja California y por ello puedo decir con toda autoridad que lo que dice Paco Calderón es una estupidez absoluta. Precisamente en mi tesis decidí que no era necesario reflexionar respecto a los falsos cargos de filibusterismo que caen sobre Magón pues los creía superados y es triste ver que en las conmemoraciones del centenario siguen presentes como su carta de presentación. Para que conste, Magón no intento separar Baja California, la campaña filibustera la orquestaron otros que luego se infiltraron en la campaña y, para que conste también, fueron los propios magonistas quienes expulsaron a esos mercenarios.

Que en su caricatura aparezca información tan poco documentada me lleva a una reflexión final ya de alguna manera implícita en la entrada. Hay poco que celebrar de la Revolución Mexicana gracias a sus contradicciones y a que los objetivos que plantearon sus actores siguen sin ser alcanzados hoy en día, sin embargo, eso no nos da derecho a decir que es un suceso ridiculo o intrascendente y mofarnos de él al cumplir 100 años. Tiene sus ironías, y muchas, y está claro que sacarlas a la luz traerá risas primero y reflexión después, empero, ese es el orden que sebe seguirse (si acaso: investigación, ironía, risa, reflexión, conclusión), no empezar con la risa, pasar a la ironía y no usar la investigación más que para dar cierta validez a la ironía.

Si empezamos con eso pronto la poca conciencia histórica que tenemos sera un montón de chistes e ironías y las luchas tanto como los verdaderos héroes quedaran escondidos entre las carcajadas. Y eso, mi estimado Paco Calderón, perdone usted que no lo celebre.

12 de diciembre de 2010

Covering: Somebody to Love (Queen)

Ya se va haciendo costumbre aquí (pueden constatarlo en esta entrada, o en ésta otra) referir algún cóver musical y compararlo con su original. De hecho, pensándolo bien, creo que debería volverse una costumbre, digamos, de una vez al mes, no suena mal. Mientras tanto, hoy toca hablar de la versión de Glee a Somebody to Love, original de Queen.

Primero hablemos de Glee, serie musical estadounidense (emitida y producida por Fox) que trata de un coro musical de un instituto y sus, ehm, digamos, vivencias. Nunca he visto la serie y, a fuerza de sinceridad, nunca creo verla, empero, la conozco por referencia de mi hermana que es fan y me dijo, textualmente: "hacen versiones muy padres de muchas canciones."

Con ese antecedente, cierta vez que entré a un Mix Up a perder el tiempo mientras esperaba a alguien impuntual y encontré varios CDs de Glee puestos en las maquinas de prueba, aproveché para escucharlos y comprobar o desmentir lo dicho por mi hermana. Si bien es cierto que tienen versiones "padres" -sí, le quite el "muy", y sí, fue a propósito-, hay otras que son una tomada de pelo.

De cualquier manera, entre las melodías que escuché allí no estaba la que hoy comento aquí, pues de esa me enteré gracias a que una colega la compartió en un enlace de su Facebook. Sin embargo, la escogí para el blog porque me pareció lo mejor de la serie y porque creo que es un buen cóver. La rola en cuestión, Somebody to love, fue grabada y lanzada en 1976 por Queen dentro del álbum A day at the races y fue escrita por su vocalista (Freddie Mercury, por si algún despistado no tiene idea) Es una tremenda canción, muy en estilo de la que quizá sea la mejor rola de la historia, Bohemian Rhapsody, también de Queen.

Ahora, el par de preguntas que en las entradas previas y seguro en las posteriores haré respecto a los cóvers: ¿es un buen cóver? y, si el caso, ¿por qué? La primer respuesta es sí. Aclaro, de ninguna manera digo que sea una mejor versión, lo de Glee está evidentemente a eones de distancia de Queen, simplemente digo que han hecho un buen cover de esa rola. Hay dos razones: primero, que han respetado de alguna manera la escencia de la rola, y segundo, que la voz líder es notáblemente buena.

Somebody to love está pensada para ser cantada como en una especie de coro gospel con las voces de Bryan May y Roger Taylor (guitarrista y baterista de Queen) y el liderazgo de Freddie Mercury, lo que beneficia al cóver de Glee porque se supone que son y funcionan bien como eso precisamente, un coro gospel. Además, el segundo asunto, hay un notable trabajo de los coros y una más notable interpretación de Kristin Chenoweth, la chica que hace las veces de Mercury en la melodía.

Esa es mi conclusión. Por supuesto me quedo una y mil veces con la versión de Queen, pero Glee ha logrado un cóver decente y una versión linda de escuchar ante cierto humor. Lo demás ya es opinión de ustedes y para ello les dejo ambas rolas. Primero, la versión original, de Queen:



Y la de Glee (este vídeo es la versión corta, promocional, acá la completa):

6 de diciembre de 2010

En memoria de Manuel Acuña

Un día como hoy perdía la vida Manuel Acuña, quizá el poeta mexicano -o americano, si ustedes quieren- más extraordinario. Hoy hace 137 años que aquel romántico se arrebató la vida tomando cianuro, dejando un enorme legado y también un gran vacio, tantos y cuantos poemas más que no escribió.

Aquél sábado de 1873, algo hizo que Acuña deseara dejar de existir. Vivía en extrema pobreza y sufría una depresión profunda, ambas razones de peso para dar sensatez a un suicidio, sin embargo, ambas necesitan un detonante y Acuña pareció encontrarlo en su amor no correspondido por Rosario de la Peña. Siempre he creído que no vale la pena morir por nada ni por nadie, que nada vale más que tu vida misma, sin embargo, por eso mismo guardo un especial aprecio a aquellas personas que ofrendan su vida por alguien, que les importa tan poco su vida como para entregarla así. Creo, no sé, que es una cuestión de valor, algo que está al alcance de muy pocos.

Cierto amigo, siempre defensor de los argumentos más vanos y de las contradicciones más risibles, me dijo alguna vez que lo de Acuña era cobarde, que alguien en verdad notable pelearía por ella, que alguien que en vez de hacerlo se mataba no sentía verdadero amor por esa persona. Quizá sea cierto pero yo, que igual considero cobardes a los suicidas, me niego a creer que Manuel Acuña fuera un cobarde.

Es una contradicción que no puedo resolver. ¿Por que se suicidó Acuña?, sí, por su situación precaria de vida, lo que lo hace un cobarde; pero sí, también, por su incapacidad para vivir con el rechazo de Rosario, que también lo vuelve cobarde. Sin embargo, me niego a llamarle cobarde, me niego a considerar que un escritor de su tamaño sea un cobarde.

La literatura es de valientes, de hombres que hacen menos lo que es menos y más lo que es más. De tipos que no tienen nada que mostrar a los demás y que en ese afán demuestran todo. De guerreros, de soldados cargados con el arma más poderosa, la que atraviesa almas y no cuerpos. Acuña es de esos, Acuña no puede ser un cobarde y yo no puedo resolver mi contradicción.

Limitado a mi incapacidad, prefiero callar y dar voz, hoy, en su aniversario luctuoso, a Manuel Acuña. Sólo una poesía me ha hecho llorar (hablo de llorar en serio, no de acabar con los ojos llorosos), y esa es el Nocturno a Rosario que hoy honra este blog:



I

¡Pues bien!, yo necesito
decirte que te adoro,
decirte que te quiero
con todo el corazón;
que es mucho lo que sufro,
que es mucho lo que lloro,
que ya no puedo tanto,
y al grito que te imploro
te imploro y te hablo en nombre
de mi última ilusión.

II

Yo quiero que tú sepas
que ya hace muchos días
estoy enfermo y pálido
de tanto no dormir;
que ya se han muerto todas
las esperanzas mías,
que están mis noches negras,
tan negras y sombrías,
que ya no sé ni dónde
se alzaba en porvenir.

III

De noche cuando pongo
mis sienes en la almohada,
y hacia otro mundo quiero
mi espíritu volver,
camino mucho, mucho
y al fin de la jornada
las formas de mi madre
se pierden en la nada,
y tú de nuevo vuelves
en mi alma a aparecer.

IV

Comprendo que tus besos
jamás han de ser míos;
comprendo que en tus ojos
no me he de ver jamás;
y te amo, y en mis locos
y ardientes desvaríos
bendigo tus desdenes,
adoro tus desvíos,
y en vez de amarte menos
te quiero mucho más.

V

A veces pienso en darte
mi eterna despedida,
borrarte en mis recuerdos
y huir de esta pasión;
mas si es en vano todo
y mi alma no te olvida,
¿qué quieres tú que yo haga
pedazo de mi vida?
¿qué quieres tú que yo haga
con este corazón?

VI

Y luego que ya estaba
concluido el santuario,
la lámpara encendida
tu velo en el altar,
el sol de la mañana
detrás del campanario,
chispeando las antorchas,
humeando el incensario,
y abierta allá a lo lejos
la puerta del hogar...

VII

¡Que hermoso hubiera sido
vivir bajo aquel techo.
los dos unidos siempre
y amándonos los dos;
tú siempre enamorada,
yo siempre satisfecho,
los dos, un alma sola,
los dos, un solo pecho,
y en medio de nosotros
mi madre como un Dios!

VIII

¡Figúrate qué hermosas
las horas de la vida!
¡Qué dulce y bello el viaje
por una tierra así!
Y yo soñaba en eso,
mi santa prometida,
y al delirar en eso
con alma estremecida,
pensaba yo en ser bueno
por ti, no más por ti.

IX

Bien sabe Dios que ese era
mi más hermoso sueño,
mi afán y mi esperanza,
mi dicha y mi placer;
¡bien sabe Dios que en nada
cifraba yo mi empeño,
sino en amarte mucho
en el hogar risueño
que me envolvió en sus besos
cuando me vio nacer!

X

Esa era mi esperanza...
mas ya que a sus fulgores
se opone el hondo abismo
que existe entre los dos,
¡adiós por la última vez,
amor de mis amores;
la luz de mis tinieblas,
la esencia de mis flores,
mi lira de poeta,
mi juventud, adiós


Descansa en paz, Manuel Acuña.

3 de diciembre de 2010

Sobre la sinceridad de la cebolla

El pasado lunes, mi hermana y yo fuimos a hacer las compras para tener que comer en la semana. Cuando llegamos a la zona de frutas y verduras, fui comisionado para escoger algunas manzanas, lechugas y cebollas. Como siempre, la labor de seleccionar las mejores fue más lenta con las primeras, sin embargo, a la hora de buscar a la cebolla ganadora, la labor fue condenadamente fácil.

De vuelta al carrito, donde esperaba mi hermana, hice un guiño de celebración y lo que siguió, de parte de ambos, fue una reflexión de esas que nacen como absurdas pero que alcanzan una profundidad tanto impresionante como risible. No quiero dejar pasar la oportunidad de utilizar mi entrada de cada jueves (Sí, hoy es viernes, lo sé, disculpen, ayer se me olvidó escribirla) para compartir esa reflexión, copiándo el dialogo que tuvimos, palabras más, palabras menos:

Yo: "¡Tengo a la cebolla ganadora!, ¡mírala!
Ella: "Bien. Siempre la cebolla es la más fácil de escoger"
Yo: "Ah, ¿si?"
Ella: "Sí, en comparación con las manzanas y otras que tienes que además de ver, tocar para ver si no están feas, la cebolla basta con verla."
Yo: "Cierto, cierto."
Ella: "Es de la más sinceras (risas)"
Yo: "Y eso que tiene más capas que todas las demás (más risas)"
Así pues, acá la reflexión que siguió: la cebolla, pese a tener más capas que ninguna otra verdura, es más sincera que el resto pues basta con que la última capa se vea bien. Y acá la metáfora: ojala todos los hombres fueran como cebollas, no por las capas que sí o sí tienen, sino para poder reconocerlos desde la primera.

El domingo, espero, otra interesante entrada. Hasta entonces.