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9 de junio de 2011

De X-Men: First Class

Luego de un buen tiempo sin escribir en este blog sobre cine, hoy aprovecharé que acabo de ver X-Men: First Class para hacer mi crítica sobre ella. Bueno, a fuerza de sinceridad, más que una crítica de la película, será más bien una reseña hecha al vapor con mis impresiones sobre la película, ahora que la tengo fresca en la mente. Dicho, tal empecemos.

Lo primero que se me ocurre decir, la primer impresión que debo compartir es la sensación general que me dejo el filme. Y esa es, lamentablemente, que no me gustó. No es una película mala pero está muy lejos de ser buena. Pero no hay que ser tan rudo, emularé a un colega (y a su blog) y empezaré por decir lo bueno antes de criticar lo malo de la película.

Primero, como todas las películas apoyadas por la tremenda tecnología de hoy y el presupuesto de una gran productora, goza de unos buenos efectos y un trabajo visual muy notable. La edición de sonido está a la altura de los efectos visuales y en conjunto arman un filme que en las pantallas grandes se disfruta bastante.

Las actuaciones de James McAvoy y Michael Fassbender como Charles Xavier y Erick Lensher (Magneto) son bastante buenas o, por lo menos, muy creíbles. Sobretodo la química que consiguieron ambos, algo fundamental para que el espectador siga de cerca la relación que pasa de la amistad a la rivalidad más enconada. Finalmente, está una de las joyas de la película: January Jones. No les tengo que decir por qué, mejor veanla y díganme ustedes:

Ahora sí, si mantengo su atención luego de la foto de la preciosa Jones, voy a lo malo de la película. Y sigo por donde vamos, pese a que McAvoy y Fassbender -que, por cierto, ambos son actores bastante brillantes- hacen buenos roles, creo que Kevin Bacon hace un papel muy flojo y me da la impresión de que, pese a ser el actor perfecto para interpretar a Sebastian Shaw, le dio flojera interpretarlo como se debe. También la chica que hace de Mystique (Jennifer Lawrence)me parece que es, sin más, un talento desperdiciado. En ambos sentidos, un personaje que da para mucho en la historia -por su relación tanto con Xavier como con Magneto- está hecho muy a un lado, y una actriz que claramente es notable no es exigida realmente.

Está también el asunto de los diálogos. Lo cierto es que hay líneas muy buenas y muy bien actuadas, sin embargo, el problema es que aparecen siempre en momentos bajos o de poca intensidad y se pierden muy facilmente. En cambio, en los momentos en que tiene que haber líneas fuertes, firmes, decisivas, en ese momento es cuando salen los diálogos parcos y malos, que no conmueven nada.

Y eso es resultado seguro del que es mayor problema de la película y que, si recuerdan mi crítica de Tron: Legacy, debe ser una de las partes mejor logradas para que la película se salve incluso pese a mala música, actuaciones, fotografía o lo que ustedes gusten. Hablo, por supuesto, del guión. En X-Men: First Class es cortesía de Ashley Edward Miller y Zack Stenz, lo que de entrada me sorprende porque son los mismos que trabajaron en varios episodios de la genial serie de Ciencia Ficción Fringe. Sin embargo, en esta película quedaron a deber.

El problema es que el guión que hicieron es muy básico, elemental. El trabajo narrativo que armaron para contar esa historia si es muy dinámico y bastante bien logrado, sin embargo, el problema es precisamente que la idea central -la rivalidad Xavier-Magneto y lo inevitable que resulta- es muy simple. Terminada la película, uno se queda con la sensación de que te narraron bien una historia, pero que ésta era aburrida y predecible.

Aunque quizá Miller y Stenz no tengan la culpa y en realidad el guión es bueno y está bien ejecutado. No puedo evitar pensar que quizá la explicación a su simpleza sea que desde arriba les indicaron que esa era la historia y no podía moverse nada, ni tantito. Ello no es extraño si consideramos que uno de los productores es Bryan Zinger, sí, el director de las dos primeras entregas de X-Men y del asqueroso bodrío Superman returns. Si ese es el caso, entonces los guionistas y Matthew Vaughn (director) hicieron un trabajo brillante. De cualquier manera, eso no quita el sinsabor de boca que deja la película.

Concluyendo, la película es buena, entretenida y con sus dotes justos de drama y acción, sin embargo, como casi todos los filmes de la saga, queda mucho a deber. Y en esta en particular es algo imperdonable pues la historia daba para mucho, pero mucho más. Y todavía más si le sumamos el reparto y el trabajo visual con el que se contaba. De cualquier manera, aunque ciertamente se queda corta, si creo que es de las mejores entregas de X-Men hasta ahora. Lo malo es que el punto de comparación también es muy discreto y lamentablemente para los fans de la serie, hay que decir que se está a quedando a eones de distancia de la calidad que están consiguiendo el megaproyecto de The Avengers y, sobretodo, el Batman del genio Christopher Nolan.

Les dejo, como en cada reseña, el trailer de la película:

15 de mayo de 2011

De "En busca de la felicidad"

Hoy, como hacía tiempo no ocurría en el blog, es día de hablar de cine. Concretamente, de comentar y recomendar una película que tuve oportunidad de ver por la mañana en televisión y que forma parte de mi archivo de favoritas, pero que nunca hasta ahora he tenido oportunidad de recomendar a nadie. Se trata de En busca de la felicidad (The Pursuit of Happyness), de Gabriele Muccino.

En busca de la felicidad es un drama -aunque Cinemex, lo recuerdo, cometió la ridiculez de catalogarlo como comedía- basado en la vida de Christopher Gardner, un corredor de bolsa multimillonario que antes de serlo sufrió lo indecible para sobrevivir, hecho que intenta mostrar la película. Gardner parece haberse convertido en un ejemplo de vida, de luchar y alcanzar los sueños y, aunque la película busca reflejar eso (y Gardner trabajó en ella e incluso aparece al final), me parece mejor hacer a un lado ese hecho para evitar que esta entrada se vuelva aduladora de un tipo que ni conozco.

Además, porque me parece que saber que está apoyada en una historia real es un plus que la película no necesita pues por si sola es un drama muy sólido. Es la historia de un hombre que, victima de una dura situación económica y dejado por su débil esposa, se inscribe como una última -y única- oportunidad de salvación a un programa de entrenamiento para corredor de bolsa. Seis meses, sin paga, con sólo la promesa de obtener un gran trabajo al final del mismo.

Esos seís meses son los que narra la película pues en ellos Gardner (interpretado por Will Smith)y su hijo (interpretado de hecho por el hijo de Smith, Jaden Christopher Syre Smith) pasan cualquier cantidad de pesares, viven día a día sin saber como sobrevivirán al siguiente. La cantidad de obstáculos, las veces que cae y la manera en que se levanta y continua persiguiendo su meta el personaje principal son, sin más, lo que para mi vuelve este filme uno de mis favoritos y de los que más fibras tocan.

Leer el párrafo anterior llevará a más de uno a decir que la película no es otra cosa que una cursilería. Mi hermana dice, por ejemplo, que se trata de la versión estadounidense de Pepe el Toro. Sin embargo, aunque reconozco parte de verdad en ambas afirmaciones, me parece exageradas pues una de las virtudes de la película es precisamente evitar la simpleza y no abusar de las escenas cursis (por ejemplo, de la relación padre-hijo, que es tierna y nada más) para lograr una historia que, pese a que si exagera de algunas casualidades o, más bien, fatalidades, se antoja muy realista.

Eso y que, ya lo saben y si no se enteran de una vez, si algo no me gusta es la cursilería. Así que si les digo que no es cursi, o que lo es en muy poco grado, les hablo bien en serio. Y para muestra un botón: la película se llama "En busca de la felicidad" y se trata de eso, con la pequeña curiosidad de que la película intenta decirnos que la felicidad está en el bienestar económico que al final consigue -y de que manera- Gardner. ¿No les dije?, eso no es cursi, es realista.

De cualquier manera, lo lindo de la película no es tanto la moraleja final y que tanto es cursi o no, sino todo el drama que sufre y como lo transmite el filme. Y eso es con la enorme actuación de Will Smith, que se ganó una nominación al Globo de Oro y al Óscar como mejor actor. Cuando vi el filme por vez primera en el cine y luego me enteré de que Smith no se ganó el máximo galardón, pase del coraje a la confusión pues me parecía que en pocas películas como en ésta se merecía el reconocimiento. Me calme un poco cuando vi que la actuación premiada fue la de un tal Forest Whithaker, en El último rey de Escocia (The Last King of Scotland) De consuelo queda que, si quitamos esa tremenda actuación, la de Smith ganaba claramente pues es en serio notable.

En fin, termino la entrada que si hablo más arriesgo uno o más spoiler alerts. La mejor opinión de si el filme es bueno o no, y debe estar o no entre los favoritos, es de ustedes, y ya sabrán si la comparten en este blog. Entretanto, acá el trailer de la película.

27 de marzo de 2011

Covering "Eye of the Tiger"

Hoy, entrando justo en la edición dominical del blog, un nuevo "covering", uno muy especial. Se trata de una de las canciones más famosas y simbólicas del rock en inglés y de paso del cine y acaso de algún arte más: "Eye of the Tiger." La versión original, ya lo saben -deben saberlo, gente-, es del grupo estadounidense Survivor, y la que hoy comento aquí es de Chiara Mastroiani, y forma parte del soundtrack de la película Persépolis.

Pero, como dijera Jack, vámonos por partes. Primero, hablemos un poco de la original. La verdad es que, aunque soy fanático de casi toda la música de esa época, los de Survivor no se encuentran entre mis favoritos y no sé si arriesgarme a decir que "Eye of the Tiger" es su única canción destacada. Se lanzó en 1982 y fue parte del disco homónimo y, desde su lanzamiento, estuvo ligada al cine, y de qué manera.

Para no hacer el cuento largo, baste decir que la rola fue pedida a Survivor por los productores de la tercera entrega de la saga cinematográfica de RockyLos de United Artists querían una rola que acompañara las escenas de Sylvester Stallone como campeón y que tocará las fibras de los cinéfilos a la hora de que Rocky se violentara y decidiera volver a luchar. Y los de Survivor les dieron justo eso, consiguieron una canción tan bien lograda que, en delante, ha sido usada varias veces como fondo en los momentos en los que se decide levantarse y volver a luchar.

De eso precisamente, de esa utilidad como canción motivadora es de donde seguramente se valió Chiara Mastroianni -una reconocida actriz y cantante francesa- cuando Vincent Paronnaud, director de Persépolis, le pidió una canción para el momento en que Marjane, personaje central de la película, se levanta de un letargo y decide retomar su vida. El filme -animado, por cierto, y fascinante- tiene todo él un ambiente a la vez lóbrego y divertido. En esa diferencia sutil, apenas perceptible, es que se mueve toda la película y gran parte del trabajo lo hace la música.

El soundtrack es cortesía del francés Olivier Vernet y tiene melodías muy parecidas, cada una identificada con algún estado de ánimo del personaje. En el caso del cover a "The Eye of the tiger", el resultado es mágistral pues se respeta la esencia de la canción (o sea, Rocky luchando, Rocky campeón) y se le añade de manera sutil el ambiente de la película. Eso que decía, la sensación a la vez lóbrega y divertida, está en la canción y es su principal encanto.

Acá la verdad es que no me haré la clásica pregunta de si es un buen cover ni si supera al original porque creo que aquí pasa algo distinto: son dos grandes rolas, que cumplen el mismo objetivo. Eso no es nada fácil de lograr, al final Rocky III y Persépolis presumen tener la misma rola cumpliendo el mismo sentido, y en ambas funciona de maravilla. Y, si uno toma las cosas ya a modo personal, es decir, escuchar las rolas para levantarse el ánimo, habrá momentos en que la versión de Survivor -la versión "violenta", digamosle- nos gustará más y otros, claramente más tristes, será la versión de Mastroianni -digamosle, a ésta, la "tranquila"- la que levantara las ganas.

Ustedes dirán si acierto o no en esa conclusión. Acá tienen "Eye of the Tiger", la versión de Survivor, en el video original:



Y la de Mastroianni, completa, directa del soundtrack:



Y, como bonus especial, la divertidísima e improvisada versión que aparece en la película, spoiler alert de por medio:


7 de marzo de 2011

Recomendaciones del mes (febrero)

Traslado la entrada dominical a hoy pues ayer me fue imposible hacerla. Y luego de la frustrante entrada anterior que acabó versando sobre nada, hoy retomo el ritmo natural del blog -o eso espero- para presentar la segunda edición de las recomendaciones del mes, con el turno de febrero.

Libro del mes. Historia de la Sexualidad (Siglo XXI Editores, 2009), de Michel Foucault. No se me da eso de leer ensayos o investigaciones a menos que lo ocupe para escuela o trabajo, y tampoco me gusta recomendar textos que no sean literatura pura -novela, cuento, ya saben- a menos que sea también para trabajo o escuela. Sin embargo, ahora hago una notable excepción con este libro que comencé a leer a razón de una cátedra del Dr. Jorge Volpi sobre amores prohibidos en la literatura y que ha pasado a estar entre mis favoritos. El estilo de Foucault es genial como siempre y el argumento del ensayo, brillante: los mecanismos de prohibición de la sexualidad son, de hecho, su mejor modo de promoción. Mención especial, en un sentido similar, a La llama doble (Seix Barral, 1993), de Octavio Paz.

Película del mes. Este mes si ha resultado complicado pues en un afán de ver todas las películas nominadas al Óscar este año, las vi casi todas -excepto las que, claro está, no se estrenaron a tiempo- y resultaron muy notables. Así que, tal cual, las recomiendo todas: El cisne negro (Black Swan, 2010) es una obra maestra de suspense con una soberbia actuación, El Discurso del Rey (The King's speech, 2010) es una tremendo drama histórico merecedor del máximo galardón cinematográfico, Red Social (The social network, 2010) es un retrato perfecto de los millonarios accidentales de nuestra época, El Peleador (The fighter, 2010) es quizá la mejor película de deportes del último par de décadas y además la muestra de que Christian Bale es un portento de actor, mientras que Temple de acero (True grit, 2010) es la nueva joyita de los hermanos Cohen. Todas me gustaron y todas las recomiendo, pero ésta último me dejo un especial sabor de boca, no sé, quizá aprecio demasiado a esos hermanos directores, el caso es que me encantó.

Canción del mes. "Waterloo" (Abba, 1974) Vale, ya va, que quizá no es ni la canción más famosa de los suecos ni la mejor lograda, empero, es divertidísima. La verdad es que ni soy muy fan de ellos -aunque si están en mis listas de reproducción, por supuesto- mas oí esta canción en casa de un amigo mientras tomábamos unas copas y se me quedó grabada. Luego, en un rato de ocio, la busque en Youtube, vi el vídeo y recordé lo mucho que me gustaba Agneta Fältskog, la solista rubia, y menos pude sacármela de la cabeza (vean y oigan el vídeo oficial aquí)

Videojuego del mes. F12010 (Xbox 360, Codemasters, 2010) Para entender porque elijo este juego ni siquiera me voy a detener a criticar sus gráficas u otros méritos, haré en cambio una lógica elemental. Silogismo uno: el autor de estas líneas es un aficionado al deporte motor y adora los simuladores bien hechos. Silogismo dos: F1 2010 tiene una cantidad grosera -que va, groserísima- de realismo. Conclusión, única conclusión valida: el autor de estas líneas adora F1 2010 por que es un simulador bien hecho.

Y eso es todo... por este mes.

30 de enero de 2011

Recomendaciones del mes (enero)

Hoy, la entrada dominical se dedicará a algo parecido a lo que ya hice con aquella suerte de premiación de lo mejor y lo peor de año pasado. Y así como aquella tiene toda la intención de volverse una entrega anual, ésta se volverá una entrega mensual (de la última o la primera entrada del mes en cuestión) que recomiende un libro, película, canción, videojuego y cualquier otra cosa que lo amerite. Ojo, no es como aquella una premiación de lo mejor y lo peor del mes, sino una simple recomendación de algo que haya tenido oporunidad de conocer, revisar o hasta recordar en el mes en cuestión. Dicho tal, acá van las recomendaciones de enero:

Libro del mes. Sueño Profundo (Tusquets Editores, 2009), de Banana Yoshimoto. No tenía el gusto de conocerla pero en la cuarta de forros de la edición de Maxi Tusquets Antonio Lozano dice que comparte "... un universo fronterizo con el de Haruki Murakami...", lo que literalmente me obligó a comprar el libro. Lozano no sólo tiene razón, sino que olvida decir que a ese universo -realismo mágico, si ustedes quieren- Yoshimoto le pone un lindo toque femenino -femenino, no feminista, por favor- y consigue relatos profundos y sensibles de historias bastante comunes.

Pelicula del mes. El turista (The Tourist, 2010) Vale, ya va, que tampoco es la gran cosa pero pues casi no vi peliculas este mes y esa fue la más decente. No es buena, no, pero es muy entretenida. Depp logra una buena actuación sin el más minimo esfuerzo, Jolie hace bien su papel -el mismo de siempre, por cierto, nada dificil- y la trama se vuelve entretenida, con buen humor y con un final, aunque predecible, bien logrado. Veanla, pasan un buen rato.

Canción del mes. "Temeridad" (Olimpo Cárdenas) La escuche cuando regresaba en Metro de la universidad, cortesia de un vagonero que la anunciaba junto a otros exitos de boleros. Cuando una rola empieza meláncolica y dice "ayer era tu amante enternecido, hoy sólo soy tu amigo de ocasión", uno no tiene más que disfrutarla y, acaso, sufrirla (oiganla aquí)

Vieojuego del mes. Call of Duty: Black Ops (Activision, 2010) Una nueva entrega de la saga Call of Duty que, nuevamente, cumple con honores. La historia está locochona pero buena, sobretodo la reaparición del personajazo de Viktor Reznov. ¡Ah!, y J. F. Kennedy matando zombies junto a Castro y McNamara, no tiene madre, ¡fantástico!

Y creo que, para las primeras recomendaciones del primer mes del año, es suficiente. Ojala puedan verlas y dar su opinión. Hatsa mejor ocasión.

27 de enero de 2011

De Daniel Day-Lewis y 2 escenas prodigiosas

Spoiler Alert: Si no han visto la película There will be blood, continúen la lectura de esta entrada bajo su propio riesgo. Se recomienda, de hecho, haberla visto antes de leer esto.
Hace un momento que entré a Youtube vi en los vídeos sugeridos por la pagina uno que me llamó poderosamente la atención. Se titulaba: "Two reasons why Daniel Day-Lewis won the Oscar" ("Dos razones por las que Daniel Day-Lewis ganó el Oscar", que pueden verlo aquí), lo abrí y me encontré con un vídeo que cumplía una idea que había tenido yo hace tiempo para este blog y que había venido postergando hasta hoy que, motivado por el citado vídeo, me animo a ejecutar. Se trata de un simple elogio a la actuación de Daniel Day-Lewis en There Will be Blood (en España llamada Pozos de ambición y acá Petróleo Sangriento), usando como apoyo tres escenas prodigiosas de esa película.

Primero, el trailer de la película:



El filme me fue recomendado por la que entonces era mi jefa en el INEHRM. pues en aquel momento investigábamos el boom petrolero de inicios del siglo XX y ella consideraba que la película lo retrataba fielmente. Lo que olvido decirme era que, de paso, la película era una maravilla, la opera prima de Paul Thomas Anderson que injustamente, a parecer mío, no mereció el Oscar a mejor película ni a mejor director. Sin embargo, Daniel Day-Lewis, el actor principal, si se llevo el Oscar al mejor actor y, por lo que recuerdo de las criticas de aquel año, ni una sola voz se alzo en contra de ese premio.

Sencillamente, nadie podía oponerse ante una actuación tan perfecta como la que consiguió el inglés en There will be blood. A mi muy particular gusto, no he visto mejor actuación de ningún actor más en película alguna. Day-Lewis consigue hacerse completamente a un lado y regalarnos 120 minutos de Daniel Plainview, un personaje, por lo demás, fantástico.

Ahora, dando por sentado que ya han visto la película -para eso era el spoiler alert del principio- o bien que no les interesa verla, me tomaré la libertad de presentar y comentar el par de escenas que, a mi gusto, le garantizaron el Oscar al actor britanico. La primera nos presenta a su personaje, Daniel Plainview, un petrolero ateo, visitando la Iglesia de la Tercera Revelación -comandada por Eli Sunday- para hacerse bautizar.

Es la primera batalla entre ambos personajes, Plainview acepta un bautizo de Sunday a cambio de que uno de los feligreces le deje construir un oleoducto, mientras que el padre aprovecha para humillarlo frente a sus creyentes y hacerle ver sus pecados y sus faltas morales para expulsar al demonio de él y vanagloriarse ante su iglesia. Si bien la escena es portentosa por parte de Day Lewis, tambien lo es de Paul Dano -quien tampoco fue nominado a mejor actor de reparto-, y ambos logran una secuencia extraordinaria:



Y la segunda escena es precisamente la última de la película. Uno de los finales más memorables que recuerdo, sino el que más. La segunda batalla entre Sunday y Plainview, ahora el primero pide ayuda a cambio de ofrecer un territorio rico en petróleo. Plainview acepta pero le pide que admitir ser un falso profeta y que Dios es una superstición -confesión cierta, claro está, y que quiebra al personaje-, lo que Sunday acepta a regañadientes gracias a su urgencia económica.

Lo que sigue es simplemente fascinante -hay una palabra en inglés que lo define mejor: "breathtaking"- y concluyente. La venganza de Plainview, la humillación de Sunday, ambas con la misma intensidad. Obligado a decir que todo lo que ha profesado es un engaño, a gritarlo con el mismo convencimiento con el que defendía el propio engaño, Eli Sunday se denigra ante Plainview y al final este, dueño de la situación, le confiesa que ese terreno ya ha sido drenado y se lo explica claramente, como a un niño chiquito, para luego consumar su burla y su venganza. Es, sin más, prodigiosa, disfrutenla:



Es cierto que el tema de ambas escenas es el mismo y es digno de una reflexión de este blog, la verdad prefiero dejar las cosas así, como un simple elogio a las escenas y sumar esa reflexión a la lista de pendientes junto a aquella de la Ciencia Ficción moderna. Baste sin embargo les diga que ese tema, esa rencilla tan especial -y tan bien encausada- de Plainview con los creyentes y supersticios, es de lo que más me fascino de la pelicula.

Así dicho, insisto en que la idea de esta entrada es que, si ya vieron el filme, recuerden estas escenas y las disfruten por su tremenda calidad. Sin embargo, sino la han visto, igual deben considerar que las escenas por si solas valen muchìsimo y, creanme, valdrán más cuando la vean completa.

9 de enero de 2011

Tron VS Tron: Legacy

En la anterior entrada prometí que en ésta habría una reflexión de la Ciencia Ficción y su curiosa decadencia tras el avance de la tecnología, sin embargo, pospondré esa promesa. La razón es muy simple: para aquella entrada vi Tron: Legacy sin haber visto la primer Tron, con la idea de comentarla hoy y que eso me llevara a la reflexión, empero, lo cierto es que la pura comparación de ambos filmes basta para cumplir con la entrada dominical.


Primero, la conclusión evidente: Tron supera a su secuela por mucho, pero por mucho. Si la secuela por si misma resultaba lamentable excepto por los efectos y otras cosas -lean el post anterior, pues-, compararla con su antecesora la deja en muy mala posición pues aquella es una obra fantástica de Ciencia Ficción que lamento haber tardado tanto en conocer.

Pese a que, vista desde hoy, todos y cada uno de sus efectos de animación resultan risibles y limitadisimos, lo cierto es que lo último que hice fue reírme de ellos ante lo sorprendente que resultaba una obra tan bien planteada. Además, para 1982, cuando se estrenó, los efectos debieron ser innovadores.

Mas, dejando eso a un lado, hay que hacer aplausos para la historia de la película. Es más, creo que si para Tron: Legacy en lugar de hacer una secuela hubieran hecho un remake, idéntico, una simple modernizaron con los nuevos efectos, tendríamos una extraordinaria película este año. Sin embargo, como Disney decidió hacer una secuela y arruinar la original, acá haremos un ejercicio de comparación para ayudarles a ver su error.

Primero, parece que en la nueva versión intentaron seguir la historia pero a la vez quisieron rescatar las escenas más memorables de la original, no sé si pensando en que las nuevas generaciones las conocieran y las viejas las revivieran. Así, tenemos secuencias casi idénticas como la puerta muy gruesa que se abre de la misma manera y con los mismos diálogos, el viaje hacía el centro del programa maestro -o el portal en la secuela- que termina la película, simplemente, la simbólica escena de Tron alzando su disco con la chica a un lado. A mí, más que revivir las escenas o mostrarlas a los nuevos, me parece una grosera falta de imaginación.

Tron: Legacy es además una secuela en la que sus personajes no cuadran con los originales. No sé como el Kevin Flynn desparpajado y divertido de la original se vuelve el tipo relajado, temeroso y hasta espiritista de la secuela. No entiendo de donde Clu, un programa de efímero y más noble que un santo se vuelve un programa casi demoniaco y Tron se convierte en su compañero de maldades. Y, finalmente, no veo la necesidad de hacer que el Sam Flynn de la secuela sea una versión moderna del Kevin Flynn original.

Ahora, otra cosa, la más fantástica. En Tron hay una explicación, loca si quieran, pero la hay, para cada cosa que ocurre. Desde el rayo que desintegra a Flynn para tomar una imagen digital y reconstruirlo (prodigiosa idea, por cierto) hasta la comunicación con el usuario para cargar el disco que destruirá al programa maestro, cada cosa tiene su explicación, mientras que en la secuela tenemos que adivinar cada suceso y, al final, en el improvisado final, creo que cada quien se puede inventar su versión de qué pasó, siempre que añada el "... y vivieron felices para siempre."

Y así me podría seguir con cada escena, personaje y hasta dialogo, pero, la verdad, no es necesario. Si ya vieron Tron, estoy seguro que estarán de acuerdo conmigo y hasta tendrán más críticas, y sino la han visto, en verdad, se las recomiendo más que la nueva. He dicho. Aquí, de paso, el trailer:

7 de enero de 2011

Tron: El Legado

Para la entrada de este jueves (si, ya sé, es viernes, pero ayer se me olvidó) voy a hacer en el blog un pequeño experimento: hablaré de una película que vi ayer en el cine y que es una secuela de otra que me prestaron en DVD y aún no veo. En esta entrada criticaré Tron: El Legado (Tron: Legacy, Walt Disney, 2010), una secuela de la pelicula original Tron (Tron, Walt Disney, 1982) que veré mañana y criticaré en la entrada del domingo.

La razón a ésta locura no viene de otra locura, sino de un orden de hechos bastante común. Con motivo del estreno de Tron: El Legado, mi colega Ricardo Saíd me sugirió que fueramos a verla pues el recuerda la primera película de Tron y le genera gratas memorias. El problema es que yo, pese a haber escuchado de la película e incluso tener recomendaciones de ella por gente de muy buen gusto, no la había visto. El pacto fue, entonces, yo vería Tron antes del estreno y luego veriamos juntos la secuela.

Primer problema: Tron no estaba a la renta en ningún Blockbuster. Segundo problema: Tron no estaba en venta tampoco en ningún Blockbuster ni en los changarros de películas del centro. Tercer problema o consecuencia, me fue imposible ver Tron antes del estreno de su secuela. Solución: el mismo día que decidimos ver la película (ayer, pues) mi colega me prestó el DVD tan ansiado y ambos confiamos en que no habría tanta necesidad de haber visto la original para entender la continuación.

Y así, con esa convicción, fuimos a ver la secuela. La primer conclusión, evidente a los dos minutos de película, es que en efecto no hace falta ver la primera para entender la segunda. Luego, se viene el filme completo -no la voy a narrar, ya saben que el blog está en contra de los spoiler alerts- y uno disfruta una excelente animación, unos efectos decentes, una música fantástica (cortesia de Daft Punk), incluso una dirección muy bien lograda del joven Joseph Kosinksi pero, en el fondo, un filme espantoso y que nos dejo un muy mal sabor de boca y ciertamente un sentimiento de decepción.

Además de una escena insufrible en un antro con un personaje odioso (creanme, lo odiaran apenas verlo), del hecho de que la película se llama Tron y Tron es el personaje menos importante y de que se aprovechan de un cliché social como la historia padre-hijo (aunque abusan de eso, a mi gusto no lo manejan mal), la película es mala porque el guión de la misma es limitadísimo. A esa conclusión llegamos mi colega, otro cuate que fue a la función y un servidor.

El guión es cortesia de Adam Horowitz y Edward Kitsis que, para ahorrar las referencias, son parte del grupo responsable de la saga Lost. Este dato no lo conocía al momento de ver la película pero, luego de hacerlo arroja bastante luz pues parece que Horowitz y Kitsis saben como destrozar buenos argumentos con pésimos guiones. Que la pelicula se vuelva predecible es el menor de los problemas de su guión pues es tan limitado que acaba por crear una historia vacia de fondo, unos héroes que uno no acaba de entender por qué luchan e incluso unos villanos que tampoco entendemos que demonios buscan. Incluso da la impresión de que el director se tomó unas libertades con algunos diálogos y escenas muy bien logradas y que no cuadran con el resto de la historia tan improvisada y simple.

Debo confesar que mi colega tanto como yo mismo fuimos con expectativas altas para el filme. El listón dejado por la original parecía ser muy alto (aquí hablo por las recomendaciones y porque el filme, por cierto, es considerado de culto) y el esfuerzo por conseguir alcanzar esa altura parece sobrado en efectos, animaciones, música, dirección y hasta actuaciones, pero cuando el guión, es decir, la guía, el eje, el contenido central de tu historia es tan parco, te queda poco por hacer para evitar que la película se vuelva un bodrio.

La idea -improvisada tras las circunstancias- de ver primero la secuela y luego el original era que pese al efecto que tuviera la nueva película, la vieja le superara y era así un reto para que la secuela fuera una maravilla y aún así se quedara corto. Sin embargo, a la vista de lo ocurrido, ver la versión original se espera ahora con más ansias pues me queda claro que por más mala que sea, tiene una meta muy fácil de superar

Va a ser un lindo ejercicio, ver como algo hecho hace 30 años supera fácil a algo hecho hoy. Me motiva una reflexión respecto a como la ciencia ficción (el genero del filme, por cierto) se ha vuelto más limitada -y mala, para acabar pronto- conforme han avanzado los años y pese a que la realidad se ha vuelto cada vez más parte de un mundo de Ciencia Ficción.

Sin embargo, detengo esa reflexión y la mantengo pendiente. Prometo hacerla si en efecto el filme original supera con creces a la secuela, y tengo fe que así sera. Mientras tanto, les dejo el trailer de Tron: El Legado. Si se animan a verla, haganlo en 3D, los efectos desquitan el gasto y ayudan a mediar los sinsabores de la película.


4 de enero de 2011

Lo mejor y lo peor del 2010

Es cierto que hoy no es ni domingo ni jueves y por tanto no toca entrada del blog, sin embargo, desde la última participación pasaron varios de esos días sin que la hubiera. La razón, sirva ahora de disculpa, fue que tuve que salir y no me dio tiempo de hacer una entrada que cerrara el año. Pensé en escribir una suerte de resumen del 2010 como última entrada y usaré esta entrada para eso mismo, digamos que es a la vez una última entrada del año pasado y la primera de este, una ambigüedad que a nadie hará daño.

Voy a poner en acción una idea que tenía en mente desde hace tiempo y que incluso rondó mi cabeza para este blog el año pasado y no pude concretar. Se trata de un resumen del año como una suerte de premiación de lo más notable y lo más lamentable del mismo según mi perspectiva. Aclaro de una vez pues que se trata de las cosas que vi -o descubrí, oí, leí...- este 2010, aunque no necesariamente hayan sido lanzadas en este año.

Mejor película. El Origen (Inception, 2010) Antes de que fuera a verla un amigo me dijo que era tan buena como Matrix o mejor, por lo que mis expectativas fueran muchas al entrar a la sala de cine.... y se quedaron cortas al salir. Una obra magistral que demuestra que Cristopher Nolan es un director fantástico y de paso un maestro de la buena Ciencia Ficción tan escasa hoy por hoy. Mención especial, por cierto, para Scott Pilgrim contra el mundo (Scott Pilgrim VS The World, 2010), maravillosa y entretenida.

Peor película. El retrato de Dorian Gray (Dorian Gray, 2009) Ni siquiera me voy a detener a decir por qué, es nefasta, no acierta en nada: pésimas actuaciones, horrible, guión, asquerosos efectos de sonido, deprimente soundtrack, y la cosa sigue...

Mejor libro. El fin de la Locura (Seix Barral, 2004), de Jorge Volpi. De nuevo, después de que el señor Volpi me cautivara con En busca de Klingsor (Seix Barral, 2004) hace unos años, vuelve al ataque con otro ejemplo de novela histórica hecha y derecha, ejemplar. Mención especial para Jerusalén (Almadía, 2009), de Goncalo Tavares, y El libro vacío (Fondo de Cultura Económica, 2006), de Josefina Vicens.

Peor libro. La elección es difícil porque realmente no tuve la desdicha de leer un mal libro este año, mas de escoger uno sería Caín (Alfaguara, 2009), de José Saramago. No está mal escrito ni le falta nada, es sólo que es un libro pretencioso, que antepone el morbo a la literatura y eso, eso no se hace. La única mancha en la carrera del maestro portugués.

Mejor canción. "International Love" (Fidel Nadal, 2008) Parte del soundtrack del FIFA 10, donde la escuche por primera vez y me dejo cautivado. La melodía ni siquiera es buena pero, que cojones, cada que abro Youtube la pongo y siempre la repito al menos tres veces. Me encanta (si no la conocen, pueden oirla aquí)

Peor canción. "We no speak americano" (Yolanda be cool, 2010) Sí, es esa, la del "Pa-Panamericano", no recuerdo cuando la escuche por primera vez pero maldigo ese día porque desde entonces cada que salgo he de escucharla y ya me tiene, disculpen el lenguaje, hasta la madre. Y no, no pienso poner un enlace para que la escuchen.

Mejor videojuego. Era, hasta hace dos semanas, FIFA 11 (EA Sports, 2010), por ser el mejor simulador de fútbol que existe, sin embargo, apenas compré y jugué el Starcraft II (Blizzard Entertainment, 2010), quedó bien claro que es por mucho el mejor juego del año. Es cierto que se pasaron de codiciosos al sacar sólo la campana Terran y hacer el juego sólo desbloqueable para jugar en línea pero, aún así, la campaña compensa todo. Fantástica.

Peor videojuego. Lo cierto es que me la pasé jugando FIFA y Call of Duty: Modern Warfare 2 así que había poca variedad pero, de escoger alguno, no hay más, me voy por Fable II (Lionhead Studios, 2008) Venía de regalo en la consola que les compraron a mis sobrinos junto al Halo 3, ellos me lo prestaron, mi hermana lo empezó a jugar, luego me animé yo y, bueno, fin de la historia: es espantoso, en serio, ¿a quién se le ocurrió hacer algo así?

Mejor serie televisiva. Ciencia al Límite (Fringe, Fox, 2008) Si de buena Ciencia Ficción se trata, estamos ante una obra maestra. Es cierto, a veces algo exagerada, pero siempre manteniendo un poco de verosimilitud (por cierto, eso define a la Ciencia Ficción) y con el plus de tener a Anna Torv, que me encantó desde el primer capítulo. Mención especial para Mike & Molly (CBS, 2010), divertidísima.

Peor serie televisiva. V (ABC, 2009) En el lado opuesto, una espantosa ciencia ficción, del nivel más bajo. Tengo el gusto de haber visto la versión original que tenía ese encanto ochentero y era un fantástico reflejo del pavor pavor gringo a la Guerra Fría, en cambio, el remake o actualización o lo que quiera que intentaron hacer el año pasado es una cosa lamentable, grosera.

Y creo que eso es todo, no se me ocurre que más premiar o criticar, aunque estoy abierto a sugerencias. Féliz año a todos, hasta el jueves.

30 de abril de 2009

Las frases del "Batuta"

La película Rudo y Cursi, de Carlos Cuarón, quizá pase sin pena ni gloria por las críticas y la historia del cine. Sin embargo, los que la hemos visto quizá acordemos en que es un filme divertidísimo. Más aún, entendiéndolo como una especie de aventura de Gaél García Bernal y Diego Luna en un tema cuya pasión ambos comparten, la crítica se puede hacer merecidamente a un lado y dejar la película sólo al disfrute de sus espectadores.

Esta entrada, lejos de lo que su inicio aparenta, no busca hacer una revisión de la película ni reflexionar sobre la trama de la misma (quizá la historia de alguno de los Verduzco sea similar a alguna de los futbolistas del medio mexicano actual. Mi hermana cree sinceramente que lo que le ocurrió al "Cursi" es muy parecido a lo que le ocurre actualmente a Francisco "Kikín" Fonseca. Es cierto, excepto porque el "Kikín" no tiene ni una pizca del talento que, según el filme, tiene Verduzco), sino rescatar la frase de uno de los personajes, el mejor de ellos por cierto.

Hablo del narrador de la película, el que desencadena sus acontecimientos: el cazador de talentos Darío Vidali, apodado en el filme el "Batuta." Todas las personas con las que he charlado han estado de acuerdo conmigo en que las frases que usa como fondo de cada suceso son extraordinarias, lo suficiente como para hacer una compilación. La busque en Youtube (sí, soy adicto y, sí, todo se encuentra ahí, hasta la película completa) pero no encontré ninguna. Resignado, decidí que era mi obligación hacerla yo mismo y compartirla en este blog que, por cierto, hace mucho que no actualizo.

Así pues, aquí las frases de Darío Vidali, el "Batuta":

  • Hace tiempo un chabón me contó que el juego más hermoso que jamás haya creado el hombre nació con la cabeza de un soldado degollado y, obvio, con la patada llena de rabia que le dio un soldado enemigo. El primer gol, no oficial por supuesto, se decretó al pasar la cabeza volando por entre los árboles. "Oye eso es terrible", le dije al boludo; "depende", me contestó, "terrible para el arquero, pero para el delantero, fue la gloria."
  • En el juego, como en la vida, el esfuerzo individual no es nada si no es parte del esfuerzo colectivo. La colaboración no se entiende sin el principio básico de la generosidad. Todos nos brindamos por una misma causa, esa actitud nos une y nos hace hermanos.
  • El llano potrero es una paradoja, es en lugar más pobre y desamparado donde encontrás al diamante en bruto, sin vicios, puro. ¡Es un milagro!
  • Dicen que las primeras guerras de la humanidad sucedieron entre hermanos, y que más tarde nació el juego para evitarlas, imitándolas simbólicamente. Es una lástima que en nuestros días se confundan la guerra con el juego, y el juego con la guerra, especialmente entre hermanos.
  • Todo en la vida es una apuesta: una pelota pega en el poste y se va fuera o es gol, ¿de qué depende el resultado?, del destino por supuesto, y del efecto que se le imprime a la pelota al golpearla.
  • La banca es un purgatorio, es como un pantano: entre más te quedás y menos entrás, más te hundís. Es lo más parecido a llevar a tu novia de luna de miel, no poder hacer el amor, y además soportar que veintidós boludos y tres policías se agasajen con ella ante la mirada cómplice de miles.
  • No es nada personal pero para mi los arqueros desde siempre me han parecido seres luminosos, pajaros de mal agüero. Personajes solitarios, ermitaños que todo lo ven de lejos y que tienen permitido lo prohibido: se encargan de evitar goles y, al hacerlo, frustran toda alegria. ¡Son una catástrofe!
  • Los reencuentros son siempre momentos mágicos. Como el gol de un delantero después de una mala racha, o tocar la pelota después de una lesión prolongada, o el regreso de un hincha al estadio luego de años de ausencia.
  • El amor a la madre y el amor a la camiseta son la misma cosa. Y es que la vieja es nuestra primera identidad; por su amor, se lucha como por la vida. Todo hincha quiere demostrar que nadie ama a la camiseta como él, y todo hijo sabe que nadie ama a la vieja como él.
  • Decime si miento: el amor a la mujer es el mismo que el amor a la pelota. Hay que saber encontrarla y enamorarla, hay que cuidarla, guiarla con talento, ordenándole cuando es necesario pero siempre manteniendo el control.
  • Qué fácil sería si al nacer uno pudiera identificar la diferencia entre pasión y talento. Es la misma diferencia que existe entre un hincha y un crack, entre adorar y ser adorado.
  • El Fair Play acaba en donde comienza la intolerancia, cuando los hermanos deciden que el juego vuelve a ser guerra y entonces desaparecen las pelotas y regresan las cabezas degolladas para saciar la rabia y el rencor acumulados. Es una lástima.
  • ¿Pero qué se puede hacer cuando después de tantos años de adorar la camiseta, de cantar y gritar defendiéndola, muriendo por ella, ella encuentra a alguien con más pulmones y más ganas y que dice que sabe cantar y morir mejor por ella? ¿Cómo hacer a un lado el orgullo herido?
  • El problema del amor a la pelota es que todos quieren con ella, y ella quiere con todos. Por eso es tan importante cuidarla.
  • Penalti significa castigo. El castigo suele ser sólo para uno: para el que falla; el que acierta se cubre de gloria. Si ambos resultan castigados entonces significa que el juego de la vida que es el más grande, le ganó al juego del fútbol que es el más bello.
  • Todo, por amor al fútbol.

Decime si miento, boludos, ¿a poco no son una maravilla? Espero les hayan gustado, me despido prometiendo una siguiente entrega del cuentacuentos, la segunda, que en esta ocasión tocará a un autor algo más conocido y sin duda, creo, más extraordinario. Hasta entonces

16 de marzo de 2009

Cantando bajo la lluvia

Contemplaba la torre de rectoría en Ciudad Universitaria, desde uno de los balcones de la Facultad de Filosofía y Letras. Afuera llovía a cuenta gotas. Una de esas lluvias inexplicables, perdida en medio del loco mes de curso, antecedida por un soleado día y seguida por una no menos cálida noche. Era mi cumpleaños.

Hacía tiempo que no veía llover. Lo extrañaba. Con excepción de las insoportables tormentas que no dejan hacer ni ver nada, adoro las pequeñas lluvias y más aún las aisladas, siento que evocan el tiempo perdido y el anhelado tanto como ellas mismas están perdidas. Aquel día, por alguna azarosa y convenida razón, era mi cumpleaños y entre los regalos recibidos sin duda el mejor fue esa lluvia y la pintura de ella.

De camino a casa, con las gotas rozando mi cabeza, sentí una inexplicable alegría y una insensata impaciencia. La ausencia de un sombrero sobre mi pelo me hizo rabiar un poco. No lo deseaba para protegerme de la lluvia (para eso, dicen, son los paraguas) sino para poder cantar bajo la lluvia como lo hiciera Genne Kelly hace algunos años en una de las secuencias más memorables del cine.

Así, aunque me hubiera encantado tener encima mi Fedora negro, mi Nafta Café o mi Napolitano blanco, omití ese importante detalle y comencé a cantar. Distaba de estar alegre, tan alegre como para cantar sin importar la lluvia, empero, fue la misma lluvia la que me motivó cierta alegría que pronto vacié en el canto y casi en el baile.

¿Qué canté?, la pregunta es obvia, señores: "Singing in the rain" de Arthur Freed, la canción hoy mítica gracias a la interpretación que hizo Gene Kelly en la película homónima de 1952. Pensando al respecto llego a una aventada conclusión: o hay que estar muy alegre para bailar y cantar bajo la lluvia (como es el caso de Don Lockwood, el personaje de Kelly), o hay que estar muy triste y encontrar el desahogo cantando bajo la lluvia. Ambos, sin embargo, son fascinantes.

Mi caso por supuesto es el último y es por eso que dedico esta entrada al momento en el que, sí, lo confieso, desahogue todo en unas desafinadas notas musicales ambientadas en la lluvia. Fue extraordinario y sólo falto mi sombrero y paraguas para hacer el momento perfecto. Sin embargo, esa combinación es exclusiva de Kelly y a él hay que dejársela.

En ausencia de un video de mi ridiculez, les comparto uno del propio Genne Kelly en la extraordinaria escena ya referida, con todo y la introducción para que entiendan un poco de la felicidad que desborda después.

23 de febrero de 2009

Heath Ledger y su merecido Oscar

El pasado domingo se hizo la entrega anual de los premios Oscares, los que entrega la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas, y más allá de aplaudirse la correcta elección de la mayoría de los ganadores, creo que es justo dedicar unas líneas a la más atinada de estas: la de Heath Ledger.

El australiano, fallecido el pasado 22 de enero por una sobredosis accidental, se hizo acreedor al Oscar póstumo como mejor actor de reparto por su trabajo en Batman: The Dark Night. Y aunque la terna era difícil (sólo mencionar a Phillip Seymour Hoffman es de miedo), no había entre los candidatos alguno que hiciera sombra a la portentosa actuación de Ledger.

Sí la segunda parte de la secuencia del Batman de Christopher Nolan es hasta ahora la mejor película que se ha hecho sobre el vigilante de la noche, esto es gracias al trabajo de Ledger. Uno puede aplaudir el guión, los efectos visuales, la dirección, etc.; sin embargo, al final basta con ponerse de pie ante lo hecho por el australiano. Seamos francos, desde que oímos su risa y él aparece por vez primera en a película, ya es justo ponernos de pie.

Es curioso, un personaje como el Joker, tan despreciado por muchos y tan admirado por otros -yo, por supuesto, me incluyo en estos últimos-, ha sido interpretado ya por dos de los actores más extraordinarios: Jack Nickolson y Heath Ledger. Comparar sus actuaciones es equivoco pues los Jokers que personalizan son en idea distintos y ambos están perfectamente logrados según su base. Aún así, creo que la diferencia está precisamente en que mientras Nickolson consigue un Joker esplendido, no trasciende más allá de lo que la película le exigía; en cambio, Ledger usa a la película como un telón de fondo para hacer un Joker, en una palabra, perfecto.

La discusión sobre el personaje es larga y sería tedioso copiarla aquí. Sin embargo, es evidente que el Joker diseñado por Frank Miller es quizá el mejor de todos y llevarlo a la pantalla grande exigía un gran trabajo de actuación, mucho más que los anteriores que tenían una historia menos profunda y en algunos lamentabes casos hasta cómica. Ese Joker, el de Miller, es el que Nolan decidió tomar para su película (decisión de sobra acertada y aplaudida) y para representarlo eligió a un actor que, en principio, parecía equivocado.

Seré completamente honesto, cuando me enteré de que él haría el papel del Joker, hice un coraje, una rabieta y luego caminé decepcionado. Sólo conocía su trabajo en 10 things I hate about you, The Patriot y A Knight's tale, y no me parecía ser el adecuado para un papel tan serio como el del Joker (y esta frase no tiene ironía alguna) Mi sorpresa fue mayúscula cuando aparecieron las primeras imágenes e indescriptible cuando fueron surgiendo las primeras criticas alabando su actuación.

La película se estrenó finalmente y aun recuerdo mi salida de la sala del cine. Complacido, extasiado, fascinado y casi orinado en los pantalones de la emoción, me convencí de que ese era el mejor Joker jamás realizado y que lo de Ledger era increíblemente, inverosímilmente portentoso. ¿Un golpe de suerte acaso?, ¿un papel justo a su estilo?

Nada de eso, sólo un papel dado a un maravilloso actor. Porque, lo aclaro, mi apreciación del trabajo de Ledger cambió y se reforzó cuando vi su labor en Brokeback Mountain. Un tipo que es capaz de tal actuación sin duda es capaz de lo que hizo en el filme que este año le entrego un Oscar póstumo. Creo, sin temor a equivocarme, que Ledger corrió con mala suerte en la elección de sus películas hasta sus últimos días, sin embargo, a fuerza de sinceridad, creo que en las anteriores hizo buenos trabajos, considerando que las películas no le exigían gran cosa.

Es una pena que Christian Bale haya sido el actor principal (quién sino, la película es sobre su personaje), porque de sobra me queda claro que de haber sido Ledger el protagónico, su nominación -y victoria- sería por actor en rol principal. Sin embargo, resulta innecesario ya que con el premio dado (sumado a otros) Ledger se inmortaliza como lo que era, uno de los mejores actores de su generación. Es triste e inevitable pensar en lo que hubiera pasado si su trágica muerte fuera falsa, lo que el futuro depararía en materia de cine a este hombre. Cuántas -y de cuanta calidad- películas no nos deleitarán después y cuando alcanzara mayor madurez.

Al final, como consuelo, uno puede ver y volver a vez su secuencias en The Dark Night, y pararse y aplaudir una y otra, y otra, y otra vez.

4 de febrero de 2009

De "El curioso caso de Benjamin Button"

Es difícil, casi imposible, que una película basada en un cuento lo superé. Usualmente los directores de cine intentan acercarse a lo conseguido por los literatos y usualmente fallan a pesar de conseguir extraordinarios filmes. Sin embargo, el domingo me encontré con un caso que contradice este orden.

Hablo, sí, de un filme que supera un cuento. La película "El curioso caso de Benjamin Button" de David Fincher, y basada en el cuento homónimo de Francis Scott Kay Fitzgerald, es un portento de película que supera, desde mi parecer, lo conseguido por el celebre novelista.

El guión, que debemos a Eric Roth (aplaudido ya por los guiones de "Forrest Gump" y Munich"), es una adaptación que toma la idea de Fitzgerald de un hombre que va contra la corriente: nace viejo y con el paso del tiempo rejuvenece. La idea, hay que admirárselo a Fitzgerald, es extraordinaria; sin embargo, me parece que el cuento no acaba por explotarla. Y es ahí donde entra la película.

En el cuento, la historia comienza de golpe, avisándonos de súbito el nacimiento de esa criatura extraña. En la película, antes de ello, nos presentan una mini historia de un relojero que, tratando de recuperar a su hijo muerto, termina un reloj que camina hacía atrás. Este relato, además de ser espléndido, es una manera suave de adentrarnos a un suceso que por si mismo es inverosímil para que, cuando este surja, lo parezca menos y se nos presente más bien cómico o, mejor dicho, menos trágico.

Por lo demás, la historia del relato y del filme es distinta y no vale la pena señalarla. Lo que si vale destacar es lo magnifico que plantea la película su desarrollo. Benjamin Button, que nace viejo, aprende lo mismo que aquellos que nacemos niños ¡y en el mismo orden que lo aprendemos nosotros!, mas con unas sutiles diferencias que hacen su caso, no extraordinario ni absurdo, sino curioso.

Por si el planteamiento de la historia no fuera ya suficiente, la película lo remata con unos diálogos asombrosos. Cada secuencia es en sí un breve relato y cada relato es digno de platicarse, de verse de nuevo. Si el comienzo es para pararse a aplaudir con la historia del relojero, cada una de las etapas de la vida de Benjamin son para hacerlo de nuevo, claro, toda vez nos hemos limpiado las lagrimas.

En fin, la verdad es que si no han visto la película no deberían demorar nada en hacerlo. Si no han leído el cuento, aquí se los comparto. No se preocupen, no les arruina la película leerlo antes o después. Eso sí, olvide decirlo, el final del cuento es lo más rescatable, sencillamente porque consigue eso que en un filme no se puede mostrar pues se consigue con palabras que se adentran más allá que las imágenes.

Por lo demás, y aunque no es lo común, me quedo con la película. Aquí el trailer, hasta pronto.