9 de junio de 2011

De X-Men: First Class

Luego de un buen tiempo sin escribir en este blog sobre cine, hoy aprovecharé que acabo de ver X-Men: First Class para hacer mi crítica sobre ella. Bueno, a fuerza de sinceridad, más que una crítica de la película, será más bien una reseña hecha al vapor con mis impresiones sobre la película, ahora que la tengo fresca en la mente. Dicho, tal empecemos.

Lo primero que se me ocurre decir, la primer impresión que debo compartir es la sensación general que me dejo el filme. Y esa es, lamentablemente, que no me gustó. No es una película mala pero está muy lejos de ser buena. Pero no hay que ser tan rudo, emularé a un colega (y a su blog) y empezaré por decir lo bueno antes de criticar lo malo de la película.

Primero, como todas las películas apoyadas por la tremenda tecnología de hoy y el presupuesto de una gran productora, goza de unos buenos efectos y un trabajo visual muy notable. La edición de sonido está a la altura de los efectos visuales y en conjunto arman un filme que en las pantallas grandes se disfruta bastante.

Las actuaciones de James McAvoy y Michael Fassbender como Charles Xavier y Erick Lensher (Magneto) son bastante buenas o, por lo menos, muy creíbles. Sobretodo la química que consiguieron ambos, algo fundamental para que el espectador siga de cerca la relación que pasa de la amistad a la rivalidad más enconada. Finalmente, está una de las joyas de la película: January Jones. No les tengo que decir por qué, mejor veanla y díganme ustedes:

Ahora sí, si mantengo su atención luego de la foto de la preciosa Jones, voy a lo malo de la película. Y sigo por donde vamos, pese a que McAvoy y Fassbender -que, por cierto, ambos son actores bastante brillantes- hacen buenos roles, creo que Kevin Bacon hace un papel muy flojo y me da la impresión de que, pese a ser el actor perfecto para interpretar a Sebastian Shaw, le dio flojera interpretarlo como se debe. También la chica que hace de Mystique (Jennifer Lawrence)me parece que es, sin más, un talento desperdiciado. En ambos sentidos, un personaje que da para mucho en la historia -por su relación tanto con Xavier como con Magneto- está hecho muy a un lado, y una actriz que claramente es notable no es exigida realmente.

Está también el asunto de los diálogos. Lo cierto es que hay líneas muy buenas y muy bien actuadas, sin embargo, el problema es que aparecen siempre en momentos bajos o de poca intensidad y se pierden muy facilmente. En cambio, en los momentos en que tiene que haber líneas fuertes, firmes, decisivas, en ese momento es cuando salen los diálogos parcos y malos, que no conmueven nada.

Y eso es resultado seguro del que es mayor problema de la película y que, si recuerdan mi crítica de Tron: Legacy, debe ser una de las partes mejor logradas para que la película se salve incluso pese a mala música, actuaciones, fotografía o lo que ustedes gusten. Hablo, por supuesto, del guión. En X-Men: First Class es cortesía de Ashley Edward Miller y Zack Stenz, lo que de entrada me sorprende porque son los mismos que trabajaron en varios episodios de la genial serie de Ciencia Ficción Fringe. Sin embargo, en esta película quedaron a deber.

El problema es que el guión que hicieron es muy básico, elemental. El trabajo narrativo que armaron para contar esa historia si es muy dinámico y bastante bien logrado, sin embargo, el problema es precisamente que la idea central -la rivalidad Xavier-Magneto y lo inevitable que resulta- es muy simple. Terminada la película, uno se queda con la sensación de que te narraron bien una historia, pero que ésta era aburrida y predecible.

Aunque quizá Miller y Stenz no tengan la culpa y en realidad el guión es bueno y está bien ejecutado. No puedo evitar pensar que quizá la explicación a su simpleza sea que desde arriba les indicaron que esa era la historia y no podía moverse nada, ni tantito. Ello no es extraño si consideramos que uno de los productores es Bryan Zinger, sí, el director de las dos primeras entregas de X-Men y del asqueroso bodrío Superman returns. Si ese es el caso, entonces los guionistas y Matthew Vaughn (director) hicieron un trabajo brillante. De cualquier manera, eso no quita el sinsabor de boca que deja la película.

Concluyendo, la película es buena, entretenida y con sus dotes justos de drama y acción, sin embargo, como casi todos los filmes de la saga, queda mucho a deber. Y en esta en particular es algo imperdonable pues la historia daba para mucho, pero mucho más. Y todavía más si le sumamos el reparto y el trabajo visual con el que se contaba. De cualquier manera, aunque ciertamente se queda corta, si creo que es de las mejores entregas de X-Men hasta ahora. Lo malo es que el punto de comparación también es muy discreto y lamentablemente para los fans de la serie, hay que decir que se está a quedando a eones de distancia de la calidad que están consiguiendo el megaproyecto de The Avengers y, sobretodo, el Batman del genio Christopher Nolan.

Les dejo, como en cada reseña, el trailer de la película:

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