4 de febrero de 2009

De "El curioso caso de Benjamin Button"

Es difícil, casi imposible, que una película basada en un cuento lo superé. Usualmente los directores de cine intentan acercarse a lo conseguido por los literatos y usualmente fallan a pesar de conseguir extraordinarios filmes. Sin embargo, el domingo me encontré con un caso que contradice este orden.

Hablo, sí, de un filme que supera un cuento. La película "El curioso caso de Benjamin Button" de David Fincher, y basada en el cuento homónimo de Francis Scott Kay Fitzgerald, es un portento de película que supera, desde mi parecer, lo conseguido por el celebre novelista.

El guión, que debemos a Eric Roth (aplaudido ya por los guiones de "Forrest Gump" y Munich"), es una adaptación que toma la idea de Fitzgerald de un hombre que va contra la corriente: nace viejo y con el paso del tiempo rejuvenece. La idea, hay que admirárselo a Fitzgerald, es extraordinaria; sin embargo, me parece que el cuento no acaba por explotarla. Y es ahí donde entra la película.

En el cuento, la historia comienza de golpe, avisándonos de súbito el nacimiento de esa criatura extraña. En la película, antes de ello, nos presentan una mini historia de un relojero que, tratando de recuperar a su hijo muerto, termina un reloj que camina hacía atrás. Este relato, además de ser espléndido, es una manera suave de adentrarnos a un suceso que por si mismo es inverosímil para que, cuando este surja, lo parezca menos y se nos presente más bien cómico o, mejor dicho, menos trágico.

Por lo demás, la historia del relato y del filme es distinta y no vale la pena señalarla. Lo que si vale destacar es lo magnifico que plantea la película su desarrollo. Benjamin Button, que nace viejo, aprende lo mismo que aquellos que nacemos niños ¡y en el mismo orden que lo aprendemos nosotros!, mas con unas sutiles diferencias que hacen su caso, no extraordinario ni absurdo, sino curioso.

Por si el planteamiento de la historia no fuera ya suficiente, la película lo remata con unos diálogos asombrosos. Cada secuencia es en sí un breve relato y cada relato es digno de platicarse, de verse de nuevo. Si el comienzo es para pararse a aplaudir con la historia del relojero, cada una de las etapas de la vida de Benjamin son para hacerlo de nuevo, claro, toda vez nos hemos limpiado las lagrimas.

En fin, la verdad es que si no han visto la película no deberían demorar nada en hacerlo. Si no han leído el cuento, aquí se los comparto. No se preocupen, no les arruina la película leerlo antes o después. Eso sí, olvide decirlo, el final del cuento es lo más rescatable, sencillamente porque consigue eso que en un filme no se puede mostrar pues se consigue con palabras que se adentran más allá que las imágenes.

Por lo demás, y aunque no es lo común, me quedo con la película. Aquí el trailer, hasta pronto.



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