6 de agosto de 2010

6 de agosto, 2o. día de la infámia.

El 8 de diciembre de 1841, el presidente norteamericano Franklin Delano Roosevelt habló ante el congreso norteamericano para declarar el estado de guerra contra el imperio japonés luego del ataque nipón a la base naval de Pearl Harbor, Hawaii. Aquél discurso (que pueden oír completo aquí), lleno de los elementos necesarios para tocar las fibras de los estadounidenses y para definir la declaración de guerra como la respuesta obligada, es recordado sin embargo por la primera línea dicha por el mandatario.

"Yesterday, december 7, 1941, a date wich will live in infamy."

"El día que vivirá en la infamia", fue así como Roosevelt catalogó a la fecha del ataque japonés que causó importantes bajas militares y económicas e inmensurables pérdidas humanas. Y es así como el pueblo estadounidense celebra actualmente esa fecha, como el Día de la infamia. Sin embargo, 4 años después de tal infamia, la venganza se consumaría de una manera aún más infame.

Hoy, 6 de agosto, se cumplen 65 años del estallido de la bomba nuclear en Hiroshima, localidad industrial del Japón. La primera de dos bombas que se detonaron en el país oriental (la segunda caería 3 días después en Nagazaki) y que pusieron fin a la II Guerra Mundial. A mi, desde mi trinchera y con mi muy peculiar opinión, siempre me ha gustado llamar a esta fecha el 2o. día de la infamia.

Si bien Pearl Harbor dejó la trágica cifra de 2'471 muertos y la sorpresa y el lamento de todo el país, tan sólo la Little Boy que cayó sobre Hiroshima dejó 140 mil muertos y un millar más que sufrieron enfermedades incurables y un sinfín de deformaciones como resultado de la radiación que a la fecha irradia en el lugar. Es el segundo día de la infamia porque tal atrocidad (en número y en tipo) sólo puede ser llamada de ese modo.

Hasta la fecha sólo han sido detonadas esas dos bombas atómicas contra poblaciones. Sus resultados tan fatales en corto, mediano y largo plazo han motivado innumerables medidas internacionales para regular la producción y uso de tales armamentos. El mundo sufrió 50 años de amenazas nucleares entre dos superpotencias y luego, como colofón, fue testigo de una operación militar aplastante con el fin de neutralizar la supuesta existencia de armas de destrucción masiva en Irak.

Sin embargo, no fue incapaz de detener el doble detonamiento de armas nucleares en 1945. ¿desconocían su verdadero alcance?, ¿lo creían un riesgo asimilable? La respuesta es discusión de otro tema, lo cierto es que ambos ataques atómicos deben ser considerados una infamia tanto como el ataque sorpresa a Pearl Harbor. Lamentablemente, por los tonos de la guerra y sus posturas, el emperador Hiroito no podía -aún- expresarse en tales términos.

Una revisión a esta entrada podría hacer pensar que el insensato que la suscribe trata de justificar el ataque a Pearl Harbor o, peor aún, minimizarlo en comparación con la respuesta nuclear de los Estados Unidos. Lo cierto es, sin embargo, que busco lo contrario. Uno es el día de la infamia y el otro el 2o. día de la infamia no en orden de importancia, sino de aparición. Ambos son episodios negros en la historia de la humanidad y de sus países (de los ejecutores y los ejecutados)

Como fechas infames, son una muestra más de lo que sólo el hombre es capaz de hacer. La memoria de personaje tan celebre como Robert Oppenheimer está permanentemente manchada por los ataques nucleares, lo mismo que la historia de un avance científico tan prodigioso como la energía nuclear nunca será perdonada por sus usos asesinos. Del mismo modo, un imperio tan poderoso como el de Hiroito será tristemente recordado por su ambición sangrienta, y una mentalidad tan heroica como la japonesa será sólo asignada a sus kamikazes, muertos en la poca heroica labor de asesinar a sangre fría a otros.

Por eso último, por esa pequeña posibilidad en ambos lados de conseguir la grandeza y optar por usar su capacidad para el homicidio colectivo, es que ambos días, ambos actos, y ambas potencias tienen sus respectivos día de la infamia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo sigo pensando que fue más infame la bomba. Se usó con el fin de amedrentar a los soviéticos, de hacerles saber que esas armas podrían arrasar al ejército rojo en un abrir y cerrar de ojos. El ataque a Pearl Harbor fue una medida desesperada- y un tanto provocada- contra Estados Unidos, al querer frenar el expansionismo japonés con medidas económicas absurdas. Sin embargo, ninguno de los dos se salva de sus actos, pero no creo que nadie merezca que le caiga una bomba nuclear, y acabar como una mera sombra impregnada eternamente en el piso