3 de julio de 2011

Se te extraña... Porfirio Díaz Mori

Ayer, 2 de julio, se cumplieron 94 años de la muerte del general José de la Cruz Porfiro Díaz Mori. Y por eso, simplemente por eso, la entrada de hoy va dedicada al presidente que más ha hecho por el progreso de este país y que es, por eso y por ser tambien uno de sus más grandes tiranos, una de las figuras más complicadas y a las que, creo, menos justicia se les ha hecho.

Y es complicada incluso para mí, un tipo que hizo una tesis de licenciatura sobre el magonismo y que acabo convenciendome bastante del magonismo y, sin embargo, aprecia al enemigo número uno de Ricardo y Enrique Flores Magón, Práxedis Guerrero, Anselmo Figueroa y compañía. Es complicado para mi decir que admiro con sincera devoción a tipos que eran antagonistas y lo eran en serio. Sin embargo, lo digo.

La coherencia de tal afirmación y sus contradicciones dan para una entrada, muy larga y mucho mejor documentada que ésta pero que, lo adivinaron ya, no es ésta. Prometo hacerla pronto (promesa sumada a la de la reflexión sobre Ciencia Ficción, anótenla), sin embargo, hoy haré algo más simple y en lo que ambas admiraciones personales coinciden: se extraña a Flores Magón y se extraña a Díaz, y ambos no han recibido su justo homenaje histórico.

Esto no es, pues, una efemeride de Díaz, simplemente es una confesión en voz alta de que se le extraña, o que se extraña a tipos como él. Ciertamente se dice que Díaz fue responsable de una nación que progresó como nunca pero tuvo tambien una parte de su población que sufrió las vejaciones más lastimeras. Hoy en día, tenemos una población mayor que sufre las mismas o peores vejaciones... pero no tenemos, ni de lejos, ni una pizca del progeso alcanzado con Díaz. Se le extraña, por eso, por ser capaz de tomar un país que era un auténtico polvorín -por no decir un desmadre- y llevarlo a la escena internacional.

Y se le extraña, tambien, literalmente. Sus restos reposan en el cementerio de Montparnasse en París, Francia desde 1921 y, salvo un intento hecho en 1995 (bueno, tampoco es gran cosa, lo organizaron José Manuel Villalpando y Alejandro Rosas, pseudohistoriadores que tras poco intentar se convencieron, no sé bajo que argumento imbécil propio de ellos, de que los restos estaban donde debian estar y ahi debían quedarse), no ha habido intenciones del gobierno nacional por repatriar esos restos.

El tema sucita mucho debate. ¿deben repatriarse los restos?, ¿deben recibirse con los honores de expresidente?, ¿se enterrarían en la rotonda de las persona ilustres, o dónde? Son preguntas dificiles que exiguen una reflexión obligadamente histórica y, lamentablemente, política. Mi opinión, hecha desde mi trinchera, es que los restos deberían repatriarse sí o sí y recibirse con los honores debidos (digo, si pagamos pensiones absurdas a un tal Carlos Salinas de Gortari) y sin politizarlo.

No sé si debiera estar en la rotonda, ese si es un temazo. Ya ese lugar tiene bajo su tierra contradicciones absurdas, tipos que en vida fueron enemigos y, fallecidos y homenajeados, son simplementes "personas ilustres." Sin embargo, creo que el cementerio donde reposen no es un asunto tan fundamental, siempre que sea en este país y, mejor aún, en Oaxaca, su tierra natal. La razón de ello es bien sencilla: debe darsele la oportunidad de reconciliarse con su tierra y de estár en ella y que los suyos lo tengan en ella. Para bien o mal, admiración u odio que se le tenga, Díaz forma parte de nuestra historia y como tal, me parece, debería reposar en esta tierra.

Así pues, esta entrada confesó dos cosas: uno, que se extraña a Porfirio Díaz Mori con todos sus méritos y todas sus vilezas; y dos, que debería extrañarsele menos pues sus restos deberían reposar en esta que es su tierra y por la que, por cierto, el nunca se cansó de confesar su amor.

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