19 de noviembre de 2010

"Yo México": un espectáculo inennarrable

El viernes pasado, a ocasión de la visita de una amiga aquicalidense que deseaba conocer el centro de esta ciudad, los Mosqueteros (es decir, mi hermano Jesús Galicia, el estimado Carlos Pérez y un servidor) decidimos acompañarla a una tarde de museos. Sin embargo, como toda salida improvisada, al final no hubo nada de museos y preferimos tomar un par de cervezas, conversar un rato y cerrar el día viendo el estreno del espectáculo de luces "Yo México" que el Gobierno Federal proyectaría en la Plaza del Bicentenario, o Zócalo. Ahora, en este blog, como primera entrada tras mi vuelta triunfal, les comparto mis impresiones tras observar un par de veces el citado espectáculo.

Uno, como ciudadano, va impaciente de ver que preparó el gobierno para celebrar cien años del estallido de la Revolución Mexicana; pero también uno, como historiador o al menos como persona crítica, desea ver el tipo de discurso que se empleará en el evento. Usualmente -es decir, como ha ocurrido todo este año de centenarios y bicentenarios- ambas cosas (la celebración en sí, y el discurso vaciado en ella) decepcionan y hasta ofenden, y si uno corre con suerte puede presenciar o bien una buena celebración con un pésimo discurso, o un discurso coherente en una infame celebración. El espectáculo "Yo México" es, sin embargo, una notable y quizá única excepción.

Ya desde hace dos años, cuando montaron por primera vez el espectáculo de luces sobre los edificios principales del Zócalo, desquitaron la inversión. No obstante, aún entonces era evidente que un simple espectáculo, por más fantástico que fuera, no resultaba suficiente como celebración pues requería de un discurso de fondo, es decir, no sólo que tuviera imágenes y animaciones, sino que éstas evocaran la historia nacional. Sí, es complicado y quizá por eso no lo hicieron, mas este año era la ocasión perfecta.

Bueno, tengo que decirlo o acabaré por desesperarme: el espectáculo me dejo gratamente sorprendido y me calló el hocico incluso antes de que empezará a abrirlo para proferir los acostumbrados insultos por un nuevo y fallido intento de celebración. Por más crítico que quise ser y por más que traté de desentrañar un discurso oficialista aburrido y falaz, de historia dorada y maniquea, no lo encontré y a cambio, con sus bemoles y altibajos, me encontré simplemente con un relato cabal de la Historia de México.

Es cierto, la historia oficial de México, sí, pero al fin la cabo la historia que la mayoría conoce y de la que se siente orgullosa. Esa historia pero, con una diferencia, bien contada y mejor matizada. Allí está, lo he dicho sin querer, eso es el espectáculo "Yo México": la historia de este país bien contada y bien matizada. Yo, como ciudadano y como historiador, recomiendo ampliamente ver el espectáculo, disfrutar las proyecciones de luces y escuchar y analizar el discurso pues ambas cosas están bien hechas.

Y ahora, como colofón a la entrada y siguiendo el ejemplo de mi colega Ricardo Saíd en su blog, cuando critica algún filme, acá está para mi lo bueno y lo malo (hablo de calidad eh, asuntos morales ya saben que en este blog no caben) del espectáculo "Yo México." Claro está, si no lo han visto, reciban aquí un spoiler alert y sigan bajo su propio riesgo:

Lo bueno
  • El montaje de luces, impresionante. Especial mención a la animación de las calaveras españolas, los edificios barrocos y la simulación del terremoto de 1985.
  • Las representaciones de bailarines alusivas a distintas épocas: cortos, bien caracterizados y musicalizados. Encantadoras las chicas a go-go y las Adelitas.
  • La manera en que fue resumido el siglo XIX, con los vendedores de periódicos dando las noticias. Fantástica idea, refleja el caos que fue, sin restarle importancia ni tomar bandos.
  • Las atinadas elecciones de poemas o reflexiones, sobretodo las de Octavio Paz y la de Sor Juana Inés de la Cruz (doble aplauso por no declamar la conocida y recitada redondilla "Hombres necios")
  • El acierto histórico de darle voz a Doña Marina (Malinalli o Malinche, pues), uno de los momentos más esplendidos del espectáculo. Darle voz y que ella diga "yo no vendí a mi raza, fui vendida por mi raza" es simplemente impresionante, un acierto como pocos.
  • Otro par de aciertos históricos: hablar de Nueva España como la fusión de españoles y mexicanos, sin dejar de mencionar las complicaciones evidentes del proceso. Y también, este muy especial, hablar de todos los méritos del porfiriato antes de simplemente satanizarlo. La palabra "Progreso" enorme, al final, una joya.
  • Los juegos pirotécnicos sincronizados con la música. Prodigiosos.
  • Por último, hacer interactivo el espectáculo. No lo lograron mucho, pero hay que reconocer que eso depende más de la gente que de ellos. Asún así, escuchar a la plaza cantar -e incluso bailar- "Yo no fui" sobre el final, muy lindo.
Lo malo
  • Los templetes deben estar a más altura para que todos alcancen a verlos. Entre más alejado estás -y más chaparro eres- menos ves y debes recurrir a que te cargue el papa -o el novio, si el caso-, o comprar uno de los artilugios que ofrecen para dicho propósito ahí.
  • Muy extensa y exagerada la parte del pasado mesoaméricano, y con algunos desaciertos pequeños. Además, lo evidente, se habla sólo del pasado mexica y se ignoran las demás culturas.
  • Dentro de la Independencia, tanto como en la revolución, hacen falta un poco mas la presencia de los héroes. Aún con el problema que implica enaltecerlos, no sobra alguna animación o imágen alusiva a ellos. Y, esta es queja personal, cuando se menciona a los intelectuales de clase media opositores a Díaz se les olvida Práxedis Guerrero, ¡ah!, ese gran martir sigue ignorado, tremenda ignominia.
  • Llegado al siglo XX, si bien se presentan las figuras más populares, hacen falta otras fundamentales. De entrada y sin profundizar se me ocurren tres: José Alfredo Jiménez, Mario Moreno "Cantinflas" y el Santo. Y no hubiera estado de más algunas figuras deportivas, con Fernando Valenzuela en lo más alto.
  • Por último, la rola en reggaeton. Si bien es cierto que es una melodía con letra alusiva a las conmemoraciones y a la historia patria y no contiene, como todo buen reggaeton, letras estúpidas y ofensivas, igual sigo sin querer reconocer que sea la música que hoy por hoy nos represente. Aun así, la letra no resulta nada reprochable.
Creo que son todas, hasta donde puedo acordarme. Les dejo, como despedida, el vídeo promocional del espectáculo:

3 comentarios:

Manuel T dijo...

También lo he visto y considero espléndido el espectáculo, único y muy impactante. Además de "yo no vendí a mi raza, fui vendida por mi raza" el momento más impactante es sin duda la música de Esquivel con chicas agogo bailando en un zócalo de ensueño, mientras en blanco y negro, las pantallas mostraban la matanza de Tlateloco... es un resumen magnífico de la turbulencia de esa semana en México.
El silencio y la expresión de la gente al ver derruidos los edificios en el episodio del terremoto causan una emoción muy fuerte. El mejor festejo del año debe ser este.

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

Me puede decir como se llama la cancion que bailan las chicas a gogo???