7 de enero de 2011

Tron: El Legado

Para la entrada de este jueves (si, ya sé, es viernes, pero ayer se me olvidó) voy a hacer en el blog un pequeño experimento: hablaré de una película que vi ayer en el cine y que es una secuela de otra que me prestaron en DVD y aún no veo. En esta entrada criticaré Tron: El Legado (Tron: Legacy, Walt Disney, 2010), una secuela de la pelicula original Tron (Tron, Walt Disney, 1982) que veré mañana y criticaré en la entrada del domingo.

La razón a ésta locura no viene de otra locura, sino de un orden de hechos bastante común. Con motivo del estreno de Tron: El Legado, mi colega Ricardo Saíd me sugirió que fueramos a verla pues el recuerda la primera película de Tron y le genera gratas memorias. El problema es que yo, pese a haber escuchado de la película e incluso tener recomendaciones de ella por gente de muy buen gusto, no la había visto. El pacto fue, entonces, yo vería Tron antes del estreno y luego veriamos juntos la secuela.

Primer problema: Tron no estaba a la renta en ningún Blockbuster. Segundo problema: Tron no estaba en venta tampoco en ningún Blockbuster ni en los changarros de películas del centro. Tercer problema o consecuencia, me fue imposible ver Tron antes del estreno de su secuela. Solución: el mismo día que decidimos ver la película (ayer, pues) mi colega me prestó el DVD tan ansiado y ambos confiamos en que no habría tanta necesidad de haber visto la original para entender la continuación.

Y así, con esa convicción, fuimos a ver la secuela. La primer conclusión, evidente a los dos minutos de película, es que en efecto no hace falta ver la primera para entender la segunda. Luego, se viene el filme completo -no la voy a narrar, ya saben que el blog está en contra de los spoiler alerts- y uno disfruta una excelente animación, unos efectos decentes, una música fantástica (cortesia de Daft Punk), incluso una dirección muy bien lograda del joven Joseph Kosinksi pero, en el fondo, un filme espantoso y que nos dejo un muy mal sabor de boca y ciertamente un sentimiento de decepción.

Además de una escena insufrible en un antro con un personaje odioso (creanme, lo odiaran apenas verlo), del hecho de que la película se llama Tron y Tron es el personaje menos importante y de que se aprovechan de un cliché social como la historia padre-hijo (aunque abusan de eso, a mi gusto no lo manejan mal), la película es mala porque el guión de la misma es limitadísimo. A esa conclusión llegamos mi colega, otro cuate que fue a la función y un servidor.

El guión es cortesia de Adam Horowitz y Edward Kitsis que, para ahorrar las referencias, son parte del grupo responsable de la saga Lost. Este dato no lo conocía al momento de ver la película pero, luego de hacerlo arroja bastante luz pues parece que Horowitz y Kitsis saben como destrozar buenos argumentos con pésimos guiones. Que la pelicula se vuelva predecible es el menor de los problemas de su guión pues es tan limitado que acaba por crear una historia vacia de fondo, unos héroes que uno no acaba de entender por qué luchan e incluso unos villanos que tampoco entendemos que demonios buscan. Incluso da la impresión de que el director se tomó unas libertades con algunos diálogos y escenas muy bien logradas y que no cuadran con el resto de la historia tan improvisada y simple.

Debo confesar que mi colega tanto como yo mismo fuimos con expectativas altas para el filme. El listón dejado por la original parecía ser muy alto (aquí hablo por las recomendaciones y porque el filme, por cierto, es considerado de culto) y el esfuerzo por conseguir alcanzar esa altura parece sobrado en efectos, animaciones, música, dirección y hasta actuaciones, pero cuando el guión, es decir, la guía, el eje, el contenido central de tu historia es tan parco, te queda poco por hacer para evitar que la película se vuelva un bodrio.

La idea -improvisada tras las circunstancias- de ver primero la secuela y luego el original era que pese al efecto que tuviera la nueva película, la vieja le superara y era así un reto para que la secuela fuera una maravilla y aún así se quedara corto. Sin embargo, a la vista de lo ocurrido, ver la versión original se espera ahora con más ansias pues me queda claro que por más mala que sea, tiene una meta muy fácil de superar

Va a ser un lindo ejercicio, ver como algo hecho hace 30 años supera fácil a algo hecho hoy. Me motiva una reflexión respecto a como la ciencia ficción (el genero del filme, por cierto) se ha vuelto más limitada -y mala, para acabar pronto- conforme han avanzado los años y pese a que la realidad se ha vuelto cada vez más parte de un mundo de Ciencia Ficción.

Sin embargo, detengo esa reflexión y la mantengo pendiente. Prometo hacerla si en efecto el filme original supera con creces a la secuela, y tengo fe que así sera. Mientras tanto, les dejo el trailer de Tron: El Legado. Si se animan a verla, haganlo en 3D, los efectos desquitan el gasto y ayudan a mediar los sinsabores de la película.


1 comentario:

Anónimo dijo...

También es irónico que pese a haber más recursos visuales, se destruya una buena historia :D